Hoy celebramos a San Juan Grande, hermano hospitalario cuya vida dedicó a la atención de los enfermos y necesitados en Jerez de la Frontera, representando un modelo de compasión y caridad cristiana que se refleja en la misión de la Hermandad de San Juan de Dios. La vida de San Juan Grande y la misión de la Hermandad de San Juan de Dios nos llaman a una hospitalidad sincera, un servicio desinteresado y una atención especial a los más desfavorecidos, reflejando el amor de Cristo en cada acto de bondad y misericordia. Que su ejemplo nos inspire a todos a ser portadores de esperanza y compasión en nuestro día a día.
San Juan Grande entendía la hospitalidad no solo como ofrecer un techo o una cama, sino como abrir el corazón y tender la mano a aquellos que sufren. Esta actitud de acogida y cuidado es la misma que nos impulsa a los miembros de la Hermandad de San Juan de Dios a ofrecer un trato humano y digno a todos, especialmente a los marginados y olvidados por la sociedad.
Tanto San Juan Grande como la Hermandad de San Juan de Dios vivimos el servicio como una manifestación concreta del amor de Dios. No se trata de un servicio cualquiera, sino de un servicio que pone al otro en el centro, reconociendo la dignidad inherente de cada persona, reflejo del rostro de Cristo. En cada acción, desde el cuidado médico hasta el apoyo emocional y espiritual, se busca ser instrumentos de la misericordia divina.
El compromiso con los más desfavorecidos es una característica esencial de la vida y obra de San Juan Grande, así como de la Hermandad de San Juan de Dios. En un mundo que a menudo olvida a los más vulnerables, ellos nos recuerdan que cada ser humano merece amor, respeto y cuidado. La dedicación a los pobres, los enfermos y los marginados es una manera de vivir el Evangelio de forma concreta y radical.
¡Feliz día de San Juan Grande!